lunes, 29 de diciembre de 2008

Palomita de mi corazón:

Es difícil escribirte teniendo tantas cosas que decirte, estando mi alma tan llena de sentimientos.
Decirte que te amo está de más y eso tú deberías saberlo y espero que no dudes ni hayas dudado de ello.
Lo que quizás no sabes es algo que yo he ido descubriendo de a poco, a medida que escribo y dibujo para tí. Cuánto crece un sentimiento cuando es verdadero. Mi amor por tí, hija mía, ahora es mucho más grande que yo. Es como un árbol gigante, que alcanza el cielo y sus frutos dulces alimentan mis sueños. Sus raíces están firmemente arraigadas en mi espíritu y se nutren de mi alma y mi sangre. Y yo mismo me alimento de este amor grande y delicioso como una sandía.
Este sentimiento me mantiene erguido y caminando día a día sin rendirme ante nada, sin avergonzarme de nada, sin arrepentirme de nada...
Aunque esté lejos, estoy muy cerquita, pues mis sueños y felices pensamientos siempre están a tu alrededor.
Espero que te preocupes de mantener intacta tu belleza, esa que brilla desde dentro y que tienes por montones (Lo bueno se aprende, lo malo se pega). No te preocupes tanto de tí por fuera, si ya eres tan linda, no es tan necesario. Eres buena hija de Manena: conservarás tu belleza física por muchos años, y como ella, brillarás e iluminarás a los demás desde tu corazón.
Lo importante está en lo otro: deporte y alimentación, las artes y la lectura, pues no sólo el cuerpo crece. Lo sé porque he crecido mucho este último tiempo ¡Imagínate!
Y sobre todo, mi vida, no copies lo que simplemente es "cool", recuerda que en cuanto a la apariencia, la audacia es el único recurso de las feas...
Aprenderás más de tí misma si sigues a tu propio corazón que es muy poderoso. La intuición es una valiosa herramienta para distinguir lo "bueno" y lo "malo", sin tener que analizarlo tanto.
Tu padre Germán nos atiende con su habitual caballerosidad a Paci y a mí. A través de él te envié varios regalos que yo sé que te mereces (la mochila "taquilla", el libro de viajes, y el otro,"El jardín del profeta" de Khalil Gibrán, una croquera grande, un estuche con lápices grafito, unos Cds de música clásica y otro de tango-electrónico y una vela hecha en casa). Nadie que te quiera para bien debería impedirte disfrutar de ellos o ponerte problemas por ser yo quien te los envía, pues no hay nada peligroso en ellos, salvo la evidencia, la prueba de que aún existe la familia que formamos junto a tu madre...al menos en mi corazón, nada se ha deshecho, al contrario, se ha hecho más sólida.
Aún quedamos dos.
Que Dios, si existe, te bendiga, Palomita de mi corazón, te llevo siempre conmigo.
Te amo ahora y siempre.
Ricardo.